El glaucoma es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por el daño progresivo del nervio óptico, que puede estar asociado a un aumento de la presión intraocular (PIO).
Sandra Carolina Durán Cristiano OD, MsC, PhD(c)
Candidata Doctorado Universidad Complutense de Madrid, docente del programa de optometría, Universidad CES.
El glaucoma es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por el daño progresivo del nervio óptico, que puede estar asociado a un aumento de la presión intraocular (PIO) (1). Es una de las principales causas de ceguera irreversible en el mundo, afectando a millones de personas, especialmente a aquellas mayores de 40 años. Aunque el glaucoma se asocia principalmente con factores genéticos y condiciones médicas preexistentes, en la última década diversos estudios han señalado que los estilos de vida juegan un papel crucial en el desarrollo y la progresión de la enfermedad (2).
En este contexto, comprender cómo los estilos de vida afectan la salud ocular es fundamental para la prevención y el tratamiento adecuado del glaucoma. Adoptar hábitos de vida saludables no solo puede retrasar la progresión de la enfermedad, sino también mejorar la calidad de vida de los pacientes, ayudándoles a manejar mejor la condición y prevenir complicaciones adicionales.
Po lo tanto, este enfoque integral del glaucoma, que combina el tratamiento médico con la modificación de estilos de vida, se ha convertido en un componente esencial dentro de las estrategias de manejo moderno de la enfermedad.
La dieta y su impacto en el glaucoma:
La dieta desempeña un papel significativo en el manejo y la prevención potencial del glaucoma, una condición caracterizada por el aumento de la presión intraocular y el daño al nervio óptico (3). A continuación, se presentan algunos factores dietéticos clave y sus implicaciones para el glaucoma:
Patrones dietéticos y nutrientes beneficiosos
- Dieta mediterránea: Esta dieta es rica en frutas, verduras, granos integrales, legumbres, frutos secos, aceite de oliva y cantidades moderadas de pescado y vino. Es alta en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a proteger contra el estrés oxidativo y la inflamación asociados con el glaucoma (4).
- Verduras de color verde: Consumir verduras de hoja verde como la col rizada y las espinacas está asociado con un menor riesgo de desarrollar glaucoma, posiblemente debido a sus propiedades antioxidantes. En efecto, Nucci et al. demostraron que en cultivo de células de malla trabecular expuestas a un ambiente antioxidante mostraron una efecto antioxidante, aumentando los niveles de superóxido dismutasa y con ello evitar la pérdida celular (5,6).
- Frutas y verduras: Son buenas fuentes de vitaminas A y C, así como antioxidantes como la luteína y la zeaxantina, que protegen contra el estrés oxidativo y el daño al nervio óptico (7).
- Frutos secos y semillas: Ricos en vitamina E, los frutos secos y las semillas ayudan a proteger las células del daño por radicales libres, lo que puede contribuir al glaucoma.
- Ácidos grasos Omega-3: Presentes en el pescado y algunos frutos secos, los omega-3 pueden ayudar a reducir la presión intraocular y mejorar la circulación sanguínea hacia los ojos.
Por otro lado, diversos estudios han destacado la importancia de las vitaminas en la mitigación del estrés oxidativo, un factor bien documentado como desencadenante en la patogénesis de la enfermedad (8). En este contexto, se ha resaltado el impacto beneficioso de las vitaminas B6 y B3, la vi
Además, algunas investigaciones han subrayado los efectos negativos de la cafeína y el alcohol sobre la presión intraocular (PIO), sugiriendo que su consumo excesivo podría provocar un aumento de la PIO.
Actividad física y glaucoma:
Recientemente ha sido de gran interés en la investigación médica la relación entre glaucoma y actividad física; algunos estudios han demostrado que el ejercicio regular puede tener efectos beneficiosos sobre la salud ocular, incluida la gestión de la presión intraocular (PIO), uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo y la progresión del glaucoma (9).
Una de las principales preocupaciones en el glaucoma es el aumento de la PIO lo cual puede dañar el nervio óptico con el tiempo. En consecuencia, se ha demostrado que la actividad física regular, en particular el ejercicio aeróbico, puede ayudar a reducir la presión intraocular en algunas personas. Actividades como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta pueden mejorar la circulación ocular y, en consecuencia, disminuir la PIO (10).
Adicionalmente, el ejercicio mejora la circulación general en el cuerpo, lo que incluye el flujo sanguíneo hacia los ojos. Una mejor circulación ocular puede ayudar a reducir el daño al nervio óptico, que es característico del glaucoma, al aumentar el suministro de nutrientes y oxígeno a las estructuras oculares. Con los recientes hallazgos, se ha demostrado que el ejercicio mejora la circulación general en el cuerpo, lo que incluye el flujo sanguíneo hacia los ojos. Una mejor circulación ocular puede ayudar a reducir el daño al nervio óptico, que es característico del glaucoma, al aumentar el suministro de nutrientes y oxígeno a las estructuras oculares (11).
Aunque el ejercicio aeróbico es beneficioso, se deben tener en cuenta los ejercicios de alto impacto o los que provocan cambios repentinos en la presión, como levantamiento de pesas o inversiones. Estos ejercicios podrían elevar temporalmente la presión ocular. Sin embargo, en general, el ejercicio moderado y de bajo impacto (como caminar, nadar o trotar) se recomienda para los pacientes con glaucoma.
Sueño y descanso: efectos sobre la salud ocular y el glaucoma
El glaucoma al ser considerado como una enfermedad no solo ocular sino un factor predisponente para la enfermedad de Alzheimer ha sido estudiado en diversas áreas, una de ellas la neurociencia. Estudios como el de Duque et al, revelan que pacientes con glaucoma primario de ángulo abierto (POAG, en sus siglas en inglés), presentan cambios en su ritmicidad circadiano y puede ser un parámetro para considerar como factor de riesgo para el desarrollo de glaucoma (12).
Otras investigaciones sugieren que los trastornos del sueño, como la apnea obstructiva del sueño (AOS), están asociados con un mayor riesgo de glaucoma. La AOS puede causar fluctuaciones en los niveles de oxígeno y la presión sanguínea, lo que podría afectar la circulación ocular y contribuir al daño del nervio óptico (13,14).
Gracias al descubrimiento de las células ganglionares intrínsecamente fotosensibles (ipRGCs), se ha resaltado la importancia del sueño en el contexto del glaucoma. Estas células no solo tienen funciones visuales, sino que su principal relevancia radica en su capacidad para modular la respuesta pupilar a la luz y regular el ciclo sueño-vigilia a través del núcleo supraquiasmático en el hipotálamo. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que las ipRGCs también están relacionadas con las emociones, influyendo en la amígdala. Es particularmente relevante que estas células tengan implicaciones clínicas en el glaucoma, ya que la evidencia científica actual indica que los pacientes con esta enfermedad reportan alteraciones en su actividad emocional, respuestas pupilares anormales y trastornos en el sueño.
En conclusión, los hábitos cotidianos, como la dieta, el ejercicio y los patrones de sueño, pueden influir directamente en la salud ocular y visual. Por ejemplo, una dieta rica en antioxidantes y nutrientes esenciales puede ayudar a proteger el nervio óptico, mientras que la actividad física regular podría contribuir a la reducción de la presión intraocular. Del mismo modo, factores como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y el estrés crónico pueden aumentar el riesgo de desarrollar glaucoma o empeorar su evolución en aquellos ya diagnosticados.
Referencias
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